¿Regresa el bipolarismo?
Si
algo ha caracterizado en las últimas tres temporadas a la Liga BBVA es que esta
es una liga bipolar, en la cual la distancia entre dos equipos dominantes (Real
Madrid y Barcelona) es evidentemente superior a la de las otras escuadras,
evidenciándose esto en puntajes (largas distancias entre los mencionados
bloques que definen los puestos de la liga) y en juego (constantes goleadas
además de dominios irrefutables por parte de merengues y culés en sus
partidos).
No
obstante, de a poco ha surgido una alternativa a los dos grandes del fútbol
español: el Valencia. Da la sensación que los “che” le pueden discutir al
Madrid y al Barça su dominio con argumentos de juego cada
vez más sólidos, para demostración de lo anterior se pueden observar los
últimos partidos que los valencianos disputaron en contra de los gigantes
estando uno cerca de ganarlo (contra el Barcelona terminó 2-2) y otro de
empatarlo (terminó perdiendo 2-3 ante el Real Madrid, estando cerca de
remontarlo después de ir abajo 1-3). Pese a ello, las estadísticas, inermes,
muchas veces injustas, no se fijan en lo anterior y ahora dictaminan que, tras
su derrota con los merengues, el Valencia se encuentra ya a 7 puntos detrás del
primer lugar y a 4 del segundo, no es
inminente aún, pero empiezan a surgir los brotes de bipolarismo que reduce los
actores que pueden ganar la liga a dos equipos.
El partido Valencia vs Real Madrid, antes que
cualquier cosa, se puede decir, fue una oda al buen fútbol, un canto de honor a
aquellos partidos que se anexan a una buena cantidad de compromisos futboleros
que hicieron vibrar en general, a la afición de este deporte; no exento de
polémica, goles, intensidad, concentración además de buen juego, este
compromiso tuvo quizá todos aquellos aspectos que definen un buen cotejo.
Al final el ganador fue el visitante, no sin
sufrir ante el asedio de un local que jamás se dio por vencido y que cuando
decidió exponer su arsenal ofensivo, en realidad inquietó una defensa del Real
Madrid, la cual en los últimos compromisos había demostrado solidez además de
seguridad.
Los “che”, desde el inicio del partido, dejaron
claro que no iban a estar dispuestos a ser espectadores de primera clase del
juego madridista. Un remate de Alberto Costa a los 26 segundos que pasó cerca
del arco defendido por Iker Casillas fue una especie de aquel proceso a través
del cual los animales fieros marcan territorio. El Valencia fue eso para el
Madrid, un rival fiero, incomodo, que en pocos momentos dejó practicar a su
oponente un juego cada vez más tendiente a la mejoría; los hombres dirigidos
por Unai Emery, desde un primer momento, presionaron a su rival que de rojo
vestía, ahogándolo desde su propia área y generando peligro a través de Roberto
Soldado, así como las constantes proyecciones por banda izquierda en las cuales
se destacaban Jérémy
Mathieu y Jordi Alba.
Una desconcentración, tal vez una de las pocas
que tuvo el Valencia a lo largo del compromiso, derivó en el primer tanto
madridista. Al minuto 20, Xabi Alonso cobró a riesgo, Karim Benzema venció en
el mano a mano a Diego Alves, una de las pocas oportunidades claras que tuvo a
lo largo del partido, demostró que cuando dispone de escasas opciones, el
Madrid es más efectivo y su pegada más certera.
A continuación, pasaron 52 minutos antes de que
Sergio Ramos, de cabeza tras un córner ejecutado por Mesut Özil, aumentara la
ventaja merengue, algo que estuvo cerca de lograr Cristiano Ronaldo en dos
acciones correspondientes al primer tiempo; en la segunda mitad fue más claro
el Valencia, y los centros de Mathieu en busca de un destinatario inquietaban
cada vez más a una defensa visitante que se sumió en dudas tras el primer
descuento “che”, conseguido por Roberto Soldado al minuto 75. El ex jugador del
Madrid fue hábil al momento de ubicar el balón en las redes a pesar que el arco
rival en ese momento estaba custodiado por dos defensas.
Cerca estuvo Soldado de empatar al minuto 78,
cuando un remate suyo encontró obstáculo en Marcelo, lo cual hizo que el balón
pasara cerca del travesaño, y para quienes dicen que el fútbol es impredecible,
bipolar y que está loco, nada más ver que un minuto después era Cristiano
Ronaldo quien celebraba tras una contra letal en la que el luso ganó la
posición a Alves, disponiendo para su gol el arco ubicado en el fondo sur.
Pese a ello, el Valencia iba a vender a alto
precio su derrota. De nuevo Soldado descontaba al minuto 82, tras un centro de
Pablo Hernández después del cual el delantero local se anticipó de forma audaz
a Sergio Ramos. Se disponía así el equipo de Emery a buscar un empate que pudo
haber llegado en la última jugada, en aquel tiro libre cercano al área que
tiene todo partido vibrante y en el cual hasta el arquero se dispone a probar
suerte con el fin de conseguir un postrero empate.
Fue pues una jugada de centro al área. Los 22
jugadores hacían presencia allí y un primer cabezazo era salvado entre Iker
Casillas y el poste; el posterior remate se dirigía al arco madridista aún así
un providencial Gonzalo Higuaín acostado, salvaba el que pudo haber sido la
paridad local, después de que el balón golpeara en su cuerpo, siendo esta una
jugada polémica en la que los “che” reclamaron penal, pues no quedó claro si el
balón golpeó el pecho o el brazo del “pipita”.
En medio de la polémica terminaba un buen
partido. El Mestalla fue el mejor escenario para una obra que exalta al fútbol,
pero en la que con cierto dejo de nostalgia da la sensación que injustamente,
el Valencia se aleja de los dos equipos que bipolarmente han dominado la liga
en los últimos años, no en juego, pero si en puntaje, y muchas veces de forma
desafortunada, es este aspecto que define la suerte de los equipos de
fútbol.
Sígueme en Twitter: @JFMM1992
No hay comentarios:
Publicar un comentario