Marcelo
Bielsa
Sin pena
ni gloria como jugador, decidió entonces dedicarse a la conducción técnica de
futbol. Sus inicios lo vieron como entrenador en las divisiones inferiores de
Newell’s Old Boys (su gran amor), llegando a ser director técnico del primer
equipo del conjunto rosarino en 1990. Ese mismo año logra coronarse campeón del
Torneo Apertura, llegando así a jugar una final frente a Boca Juniors para
decidir el ganador del Torneo Integración 90/91, que terminaría consiguiendo al
imponerse por penales. En el año 1992 disputa la prestigiosa Copa Libertadores
de América, llegando a la final, donde es derrotado por el poderoso San Pablo
de Brasil. Tiempo después se clasifica campeón del Torneo Clausura. Ese equipo
de Bielsa se caracterizaba por estar compuesto por gente joven, que fue de
menor a mayor y termino sorprendiendo a más de uno, logrando un invicto de 26
partidos entre otras cosas.
Luego
parte a México donde dirige a Atlas en dos ocasiones y al America, haciendo un
gran trabajo y dejando tan buena imagen que le ofrecen la dirección técnica de
la Selección de dicho país, propuesta que fue desechada por el mismo Marcelo
Bielsa. En 1997 retorna a su país para hacerse cargo del primer equipo de Vélez
Sarsfield donde logra el 4to puesto en el Apertura de ese año. En 1998 consigue
salir campeón del Clausura por una amplia diferencia.
Tuvo un
muy breve paso por Espanyol de Barcelona, cargo al que renuncio para hacerse
cargo de la Selección Argentina en septiembre de 1998, donde realizo un gran
trabajo clasificando en el primer lugar en las Eliminatorias para el Mundial
2002. En esa competición le toca pasar posiblemente por el peor momento de su
carrera como entrenador al quedar eliminado injustamente en la primera fase.
Eso trajo algunas polémicas y cuestionamientos, y hasta recibió muchas críticas
de cierta parte de la prensa por su estilo de juego (el mismo que antes habían
endiosado). Sin embargo “El Loco” siguió al frente del seleccionado y consiguió
la medalla de oro en Los Juegos Olímpicos de 2004. También llego a la final de
la Copa América de ese mismo año, y renuncia al cargo tras vencer al
Seleccionado Peruano en las Eliminatorias (dejando así al equipo clasificado al
Mundial 2006).
En agosto
de 2007 es anunciado como nuevo director técnico de la Selección de futbol de
Chile y logra clasificarlo a un mundial luego de 12 años (obtuvo el 2do lugar
en las eliminatorias sudamericanas, 1 punto detrás de Brasil). Llego hasta
octavos de final, donde fue derrotado por el seleccionado brasilero. Bielsa
deja Chile en febrero de 2011, por diferencias con el presidente electo de la
ANFP.
Luego de
innumerables cantidad de ofertas de los equipos más importantes del mundo,
Bielsa fiel a su estilo, toma el mando del Athletic Club de Bilbao priorizando
el proyecto deportivo de una institución que no está dentro de las denominadas
grandes a nivel mundial, lugar en el que todavía se encuentra trabajando.
Marcelo
Bielsa se destaca por ser un técnico muy trabajador, de mucha personalidad, con
coherencia, claridad en sus conceptos y por dejar una muy buena imagen en todos
los lugares que le toco estar. El máximo desafío es, que sus dirigidos
entiendan conceptos que de entrada les son abstractos, pero que más tarde,
terminan asimilando e inclusive reconociendo, como en el caso del Kily
González: “Marcelo fue el técnico que sacó lo mejor de mí. Bielsa me convertía
en un crack. Explotaba mis cualidades y mejoraba mis defectos. Me dio lo que me
faltaba como jugador. Buscaba la perfección”.
Por último, alguna de las tantas buenas
frases de “El Loco”:
“Tras
jugar cuatro o cinco partidos en la primera de Newell's me di cuenta de que no
podía ser futbolista de nivel. Me propuse entonces ser un entrenador de nivel.
Y para lograrlo comprendí que el primer paso era convertirme en un especialista
de la educación física, porque esa es la especialidad que se ocupa del
movimiento del cuerpo humano. Sabía que en ese aspecto radicaba todo el secreto
del fútbol”.
“A
cualquier jugador, y en cualquier circunstancia, le encuentro un motivo para
estar corriendo. En el fútbol no existe circunstancia alguna, para que un
jugador esté parado en la cancha”.
“Los
momentos de mi vida en los que he crecido tienen que ver con los fracasos; los
momentos de mi vida en los que he empeorado, tienen que ver con el éxito. El
éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos
excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es formativo, nos vuelve sólidos,
nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para
ganar, y trabajo lo que trabajo porque quiero ganar en cuanto compito, si no
distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría
equivocando”.
Martin
Torrisi
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