viernes, 21 de octubre de 2011

ARSENE WENGER: El extraño estratega de Estrasburgo por @Juan_Sheva


ARSENE WENGER: El extraño estratega de Estrasburgo.


Pronunciar su nombre es entender realmente de qué se habla. Invocarlo es intentar llegar más allá de lo (mucho o poco) que hoy por hoy ofrecen esos medios que logran un altísimo tráfico de usuarios, empalagando con el aderezo que le aplican una y otra vez a una realidad impuesta, como lo es el Barça de Guardiola. Ponerlo como referencia en alguna de esas tales 'charlas de café' requiere un tanto más que la simple pose de lord etílico cuando se habla de, por ejemplo, Alex Ferguson. Requiere mucho más que encarnar una versión de Scarface tanto o más arrogante, arribista y soberbia que la original y pasearla por la zona técnica, a lo José Mourinho. Y claro: sobraría todo ese Larousse que comprime términos del tipo "achique", "agrande", "zona", y demás sobrecargas teóricas tan propias de la fauna criolla.

Y es que, sin ser tan mediático como los antes mencionados, Arsène Charles Ernest Wenger ha sabido brillar con luz propia, sin necesidad de hacer que flashes y tabloides le canten a su vanidad.

Desde sus inicios en el Racing de su natal Estrasburgo, del cual apenas logró hacer parte en el título logrado por el club en 1979, habiendo jugado tan sólo tres partidos en dicha temporada, y que lo graduó de entrenador a los 35 años, comenzó a mostrar sus dotes de economista, adquiriendo 'productos' baratos, puliéndolos, perfeccionándolos y poniéndolos a circular nuevamente en el mercado, pero ya con su valor agregado encima.

La idea no es intentar competir con Wikipedia, por elaborar una mejor biografía de Wenger. Es más bien marginarse de esa guerra dialéctica en la que nuestros primeros mencionados (y algunos otros) sumieron al fútbol tratando de apartarlo del sol en torno al que gira su galaxia: la pelota. Es intentar comprender la valía de un hombre que le apostó a un estilo y, en cierta manera, a un modus vivendi que ya lleva 15 años haciendo carrera en uno de los clubes más populares del Reino Unido.

El aterrizaje de Wenger en Londres, por allá por 1996, no fue casualidad. Había hecho una gran campaña con el Mónaco, al que apenas tuvo que inyectarle la experiencia de un par de veteranos, como Jurgen Klinsmann y Glen Hoddle para que los jóvenes Thierry Henry, David Trezeguet, Sonny Anderson y George Weah -todos descubrimientos suyos- tuvieran el soporte para comenzar su meteórica carrera.


Ya instalado en Highbury, Wenger resucitó para el fútbol a Dennis Bergkamp quien venía de un paso frustrante por el Ínter de Milán, y a Thierry Henry, por quien la Juventus había pagado 17 millones de euros para sub-utilizarlo. Sus descubrimientos, resurrecciones y/o confirmaciones en el club londinense se cuentan por decenas: Cesc Fábregas, Fredrik Ljumberg, Patrick Vieira, Marc Overmars, Samir Nasri, Robert Pires, Nicolas Anelka, Theo Walcott, Emmanuel Adebayor, Alexander Hleb, Thomas Rosicky, Andrei Arshavin, Gilberto Silva, Emmanuel Petit, todos marca registrada.

Amante y defensor a ultranza del fútbol vistoso, del toque y del lujo, Wenger armó verdaderas filarmónicas que partido tras partido deleitaban a toda Inglaterra con su melodía.

Su estilo, siempre vertical, siempre con la mira puesta en el arco de enfrente, pero sin ser recurrente con el componente aéreo del juego inglés promedio, le ha significado muchos más admiradores que detractores.

A aquellos que aún piensan que el fútbol empezó a jugarse hace apenas un par de años con el Barça de Guardiola, no les vendría mal hacer el ejercicio de ver al Arsenal de Wenger en 1998, en el 2002, en el 2004, siempre. Sabrán que no es un invento salido del laboratorio de La Masía, sino que tuvo un precursor adelantado a su tiempo, que opera desde la Gran Bretaña.

A este economista condecorado con la Orden del Imperio Británico, y reconocido por IFFHS como el mejor entrenador del mundo en la primera década del siglo XXI, tal vez sólo le falte una copa internacional para poder cerrar su vitrina con candado y quedar en paz consigo mismo, más no para quedar a la par de sus colegas mencionados en las primeras líneas de este escrito, quienes (tal vez con excepción de Ferguson) han triunfado casi siempre con planteles armados previamente. Sigue teniendo Arsene Wenger, en mi concepto, el valor del señor de la casa que se anima a a ir a comprar su propio mercado para enterarse por sí mismo de la calidad y la vigencia de los perecederos que adquirirá; contrario a los tan de moda hoy Mourinho y Guardiola, quienes simplemente se dedicaron a posar degustando el banquete que con anterioridad Pellegrini y Rijkaard, respectivamente, les habían dejado a fuego lento, listo para consumir.


Para rematar, una de las mejores salidas de un hombre no muy acostumbrado a los cruces de palabras con sus colegas. Alguna vez Sir Alex Ferguson se quejó de que la clasificación de la Premier no había hecho justicia al juego de su equipo, el Mánchester United, a lo que Wenger respondió: "Bueno, todos pensamos que estamos con la mujer más bonita del mundo hasta que salimos por el barrio a tomar un poco de aire".

A lo mejor a los otros (DT's y aficionados) también les haga falta darse una vuelta y conocer un poco más.

¡LARGA VIDA AL FÚTBOL PERFORMED BY ARSENE WENGER!

Sebastian Huertas.
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